Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad. María Alejandra Colmenares (Venezuela)

Zorian Ramírez, Juan Lebrun y Bolívar Pérez construyen un dossier de nueva poesía venezolana, Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad, título en homenaje a César Panza y Caneo Arguinzones. Leemos aquí algunos inéditos de María Alejandra Colmenares (1996) pertenecientes a la colección Arboleda.

 

 

 

 

Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad.​​ Es una selección que reúne voces de poetas venezolanos nacidos a partir de 1990. La muestra nos invita a reflexionar acerca de​​ las diversas identidades que se presentan en la poesía​​ actual venezolana. La escogencia del título rinde homenaje a dos voces que dejaron una huella fundamental en el panorama más reciente de la vida literaria del país: César Panza, con su verso​​ Si el río abriese los ojos qué viera, y Caneo Arguinzones cuando dice que​​ Haber retrocedido al abismo ha convertido la continuidad / en una festiva alabanza. César nos devuelve la pregunta de la identidad sin pretender abrirnos los ojos, sino buscando que habitemos con él la pregunta; defiende lo auténtico mientras nos habla de la impermanencia.​​ Caneo plantea una​​ vivencia corporal que enfrenta a la muerte, pero que, en un detenerse, busca la continuidad de la vida como una “festiva alabanza”. Estos autores y referentes, por siempre jóvenes, son voces desenfadadas, discontinuas, navegantes de lo incierto en el río identitario, vitales, como las que presentamos a continuación.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

María Alejandra Colmenares​​ (Caracas, Venezuela, 1996).​​ Gerente en Beatriz Gil Galería. Tesista de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Poemas de su​​ autoría han sido publicados en los portales digitales de Revista Cantera, Revista Desorden, Revista Canibalismos, en la publicación impresa y digital de Revista​​ CasaPaís; así como en​​ Aún le ora a los dioses que le abandonaron, antología de poesía venezolana - 8va edición del fanzine de la FLIA Caracas. También ha sido publicada en la antología Liberoamericanas, 80 poetas contemporáneas, Editorial Liberoamérica (Argentina y España, 2018), pertenece a la antología Todas las mujeres (fulanas y menganas), Editorial Funcionarte Books (2018, Miami) y a las antologías V y IX del Concurso Nacional de Jóvenes Poetas Rafael Cadenas (2020 y 2024, Venezuela).

 

 

 

 

Poemas pertenecientes al poemario inédito​​ Arboleda​​ (2015)

 

 

 

 

(Sahuario [Carnegiea gigantea])

 

 

I​​ 

Bueyes negros​​ 

sofocan mi piel​​ 

prendidos bajo la luna​​ 

en la inmensa llanura.

​​ 

 

 

 

II​​ 

Termina la tierra.

Diviso desde mis pares

su filoso declive.​​ 

 

Desde el fondo​​ 

surge un espejo circular​​ 

 

refleja el brillo frío de los fuegos​​ 

y los árboles nacarados.​​ 

 

 

 

 

III​​ 

Espacio en que existo​​ 

 

solo escucho​​ 

un sólido bloque de aire.

Uno solo permeando mi cuerpo.

 

 

 

 

IV

Un ángel se acerca a mi voluntad​​ 

susurra palabras a mi oído​​ 

las rechazo:

es mi silencio.

 

 

 

 

V​​ 

árboles negros​​ 

árboles blancos.​​ 

 

 

 

 

VI​​ 

El árbol verde se oculta debajo.​​ 

 

 

 

 

VII​​ 

Profundizo los médanos

el delirio metálico​​ 

me permite volar.

 

 

 

 

VIII​​ 

Abro mis piernas​​ 

expulso las semillas.​​ 

 

 

 

 

IX​​ 

Mi piel grisácea titila

he encarnado las piedras

Sirio Canopus Aldebarán.

Mis fauces expulsan​​ 

un vapor lumínico

guía este cuerpo enceguecido​​ 

por su propia ruina.

 

 

 

 

X

Era muy joven

cuando empecé a andar con los corderos,

En mis dedos enredaba

alguna palabra.

Aprendí a llorar desnuda

en los pastizales

y grité mi nombre.

 

 

 

 

XI

El giro me permitió la hora.

 

 

 

 

XII

Se me concedió el movimiento.

La contemplación es un látigo

y estoy yo.

 

 

 

 

XIII

He estado aquí.

La abundancia de la inercia

mece mi cuerpo​​ 

me alimenta la sangre del tiempo

la herida tibia de su pecho.

 

 

 

 

XIV

He dado a luz a todas las bestias.

El horror es manso

reposa su hocico sobre mi pecho.

 

 

 

 

XV

He conjurado frente a los aros.

He dado mi voz como tributo.

He despojado mi carne de memoria.

He puesto en sacrificio cada paso.

 

 

 

 

XVI

Fui liebre cobre arroyo luna aullido principio.

Principio de todo tiempo

estaca en medio del mar

tierra rojiza amparo lunar.

 

 

 

 

XVII

Lo supe todo.

 

 

 

 

XVIII

Plegaria tu nombre plegaria.

 

 

 

 

XIX

Fundo las orillas del macizo​​ 

se derrite el veneno

sobre todos los soles.

 

 

 

 

XX

Partir:​​ 

abandonar la posibilidad

fragmentar la historia en dos.

 

 

 

 

 

 

 

 

O

(Olivero​​ [Olea pallida])

Voy a morirlo todos los días

a clavarme esta vara de olivo

rayo de fuego

y a atravesar el centro del aire

:voy a quebrar la esfera

y reunir los accidentes de la forma

 

 

 

 

 

 

 

Lengua de humo

(Mirra​​ [Commiphora myrrha])

 

Soy el mismo aún, que temeroso,

te preguntaba a veces quién eras.

Después de cada ocaso

estoy herido y huérfano

pálido, desligado de todo₁

puedo lejanamente mirar mis pies rasgados

reducir mi pecho bordeando el abismo

confieso

—frente al fuego de un cigarro

emulaciones oscuras de palabra

lengua de tierra

impedida y angustiada—

que estoy rendido

tras estos párpados

insomne

soy el dios de mis dioses

ante la copa del cielo

su piel es mi piel

arrojado a las manos arboledas

quinéticas por el humo de los tiempos

devuelto al fuego

me vuelvo a la calada

confieso

reducido

fuego en cara

un aliento nervioso

que estoy rendido

ante la sospecha

de sentir la herida

y no verla.

 

 

 

 

 

 

 

 

Resquicio

[Mangle rojo (Rhizophora mangle)]​​ 

 

 

A Emmanuel Ferreira Puigmartí

 

 

І

 

«Divisé al pisar la frontera, la lumbre del asilo, y corrí a agazaparme a los pies de mi dios. Su imagen sedente escucha con los ojos bajos y sonríe con dulzura» José Antonio Ramos Sucre

 

La criatura sangrante nace aturdida

es el primer hombre

el único que se sabe

expulsado por la cúpula regente

frágil atado

hilo del resquicio

su primera palabra se desparrama como flor marchita

 

Todos los días están volviendo

se contemplan resquebrajados unos a otros

y duelen

en la resaca del sueño

hunde surge de una laguna antigua

en la gloria de un eco

donde todos los hombres han muerto

y donde el añil acalla angustias

sin algún remordimiento

la convicción irredimible en la vida

 

El Uno herético se siembra insinuando el movimiento

oculta las sospechas

clama a su dios y llora

 

Rasga la tierra el primer hombre

fugitivo de su sombra

deslizado entre los pájaros sólo se oye y sólo se mira orando con la carne

sólo se invoca

apenas nomina qué dios, qué origen, qué quién

y sólo se abrasa

el primer hombre se arranca de la tierra y aja sus manos que lloran

lloran lloran

 

La lágrima de fuego sólo se apaga en el hundimiento

cuando todo caiga

en el deshilachado vientre del mundo

y cuando todo esté libre del frágil párpado y de la blanda carne

uno es cien y mil y nada

y el Uno sabe que cuando hubo la muerte:

 

todo era.

 

 

 

 

 

 

 

ІІ

Tras los arcos

fríos están los pozos de sangre

que un día enardecieron

al punzar aquellas ciruelas

blandiendo en vano las dagas como cuernos de ciervo anciano

 

El sigilo

 

abre de a poco esta zanja

 

se desparrama sobre todas estas manos que lloran

lloran lloran

 

Se dilata un ahogo

perpetuo en la laguna tibia

donde estas ruinas se sostienen solas y el eco

es una O que se repite

 

Nos hendimos en el vino

del cuerpo desconocido

la putrefacción del herético

y en la piel que se devela

 

Silentes damos cara a la respuesta

y mordisqueamos la última palabra

antes que fugue

 

Entonces la furia no resiste:

ya está todo dado

y en todo, el presente que se desliza

blando proteico

Hemos de acallar protestas bajo los párpados

hundir nuestra estirpe

el quiebre de los cráneos

en la gloria de nada.

 

La suplencia de la altivez

es entregar el nombre la letra la hora.

 

El secreto es la no-cura

comerse hasta ya no quedar:

la salvación es rendirse

y caer suavemente tras el resquicio.

 

 

 

 

 

 

 

 

***

 

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