Jordi Valls sobre No puedes ser así (Breve historia del mundo), de Luis García Montero

Presentamos el acercamiento crítico que el poeta catalán Jordi Valls dedica al libro No puedes ser así (Breve historia del mundo) del poeta Luis García Montero, una de las voces líricas más importantes de la lengua. 

 

 

 

LA ESPERANZA Y EL MUNDO

 

No puedes ser así (Breve historia del mundo)
Luis García Montero
Colección Palabra de Honor
Visor Poesía
España, 2021

 

Uno de los poetas más interesantes de la poesía actual es, sin ninguna duda, Luis García Montero. Cuando leemos su obra poética percibimos su estilo al momento: cercano, comunicativo, historicista, ideológico, audaz. Con un lenguaje próximo, coloquial. García Montero busca la empatía con el lector, llegar de manera sencilla, pero no por ello menos intensa. Que la estrategia sea la sencillez de la lengua en los planteamientos y las estrategias del poeta, no significa que los motivos poéticos no respondan a una complejidad literaria de gran ambición. Más allá de buscar corrientes y definiciones, lo mejor que podemos hacer es leer el poeta y evitar etiquetas y prejuicios. Ni prólogos, ni comentarios al margen. Todo eso que venga después. La experiencia poética debe ser directa.

Descubrí al poeta con el libro Habitaciones separadas y he ido leyendo su obra con  regularidad. La potencia de su poesía nunca me ha defraudado. Y esa es la virtud que me parece más importante. Luis García Montero engarza varias generaciones de poetas y lectores de poesía. Eso no es nada fácil. Los códigos de expresión de los lectores jóvenes son muy diferentes de la gente mayor o la generación media próxima a la del poeta. Su último libro No puedes ser así (Breve historia del mundo) se divide en tres partes: Sin vocación de triste, El quinto cuarteto, No puedes ser así. El poeta abre con citas de Juan Ramón Jiménez, como si estableciera un particular diálogo paradójico entre poetas. La conversación que emprende con Juan Ramón, a partir de un sintético principio: «La vida sin amor no se comprende», que da entrada a Sin vocación de triste, en una suma de poemas contundentes. Así el inquietante “Adán y Eva” que dedica al poeta chileno Raúl Zurita, que nos muestra la urgencia del amor en un campo de refugiados, alguien como Zurita entiende mejor que nadie esa necesidad de afirmarse tanto moral como físicamente, el poeta chileno fue retenido y torturado a raíz del golpe de estado de Augusto Pinochet. El poema “La casa” dedicado al desaparecido Joan Margarit donde plantea la obsesión del refugio del poeta, un espacio donde abordar el misterio del ser, aquello que no tiene respuesta “Por arrimar la llama a mi memoria, / hace ya muchos años / que la llamo poesía.” Otros poemas de carácter mítico como “Prometeo”, “Helena”, “1492” se mezclan con otros donde la cotidianeidad del poeta presenta pequeñas fugas a un presente rutinario “Señas de identidad”: “Le pago con billetes que no me duelen. Subo / hasta mi habitación, / me miro en el cristal de la ventana: / el gótico, los ojos, la razón de mi viaje, / la noche que se acerca, / aquello que me acecha y desconozco.” La poesía es un espacio de aproximación a los   miedos e inseguridades que forman parte de los recovecos del alma humana. El poema “Abelardo” dedicado a Martín López-Vega, “1492”, “Magallanes”, “Siglo de Oro” de carácter historicista, junto con otros poemas más íntimos. Está en manos de pocos esa capacidad de llegar a dar con simplicidad poemas especiales, destaco esta pequeña maravilla “Piénsalo”:

 

                           No hace falta,

                           que te arranques la piel,

                           o me arranques la piel

                           que te cortes la lengua

                           o me cortes la lengua,

                           que te borres el sexo

                           o me borres el sexo,

                           para que descubramos

                           que tú y yo

                           pudimos ser iguales.

 

La segunda parte del libro El quinto cuarteto descubre la cita: «Aire, tierra, agua, fuego, genteEse quinto elemento es el esencial. Serán cinco los poemas que se enmarcan en la reflexión emotiva del poeta ante la muerte. Una reflexión que abarca el sentimiento desde la lucidez. El trabajo introspectivo de Luis ofrece una lírica destilada, profunda, en algunos momentos cortante: “Y claro está, la sombra me persigue. / Duele también la buena muerte, / lo que se llama y firma la muerte natural. / Lo saben los doctores de la nada, / lo saben de verdad, /como lo saben las mentiras, / como lo saben todas las lápidas sin nombre. // En este duelo pueden estar todos los duelos.” Hay también apuntes de ironía que abarca el dramatismo pesimista de la tradición poética del siglo XX: “No me diga que no. No se quede de pie. / Me levanto y le cedo / mi sitio, mister Eliot. / Yo no tengo otra cosa que palabras, / un asiento, y un cambio de estación. / También tengo un amor de hace ya mucho / con el que vivo y sueño las cosas de los viernes.” Hay otro tipo de guiños en el uso metafórico del lenguaje: “Esta ventana sin cristales / me pide una paloma. Va la luna / redonda y amarilla a detenerse / encima del tejado. La ventana / quiere también un gato.” La presencia del imaginario lorquiano como un conjuro aliado en esa lucha personal por no dejarse abatir por lo inevitable. Ese quinto elemento, la gente, es el motivo de la lucha interna del poeta: “Entre el fuego y el aire, entre el agua y la tierra, / vuelve a cruzar la gente. Su sombra es la poesia. // No cerraré los ojos al mirar a la crueldad. / No ocultaré el dolor con el estilo. / Pero el beso me llama en su naturaleza // para intentarlo una vez más. / sin esperanza y con convencimiento.”

La tercera parte No puedes ser así es la que también da título al libro. Y es la parte más extensa. Luis García Montero vuelve a dialogar con Juan Ramón Jiménez y las paradojas. El poeta toma los principios revolucionarios que le preceden para conjeturar o realizar una especie de balance personal con las contradicciones de la historia y la carga ideológica, aquello que aún es vigente y cabe salvaguardar. Poemas como “1789”, “Olympe de Gouges”, “Empecinado”, “1917”, otros más personales, homenajes o diálogos con otros poetas “Pasa la vida” a Antonio Jiménez Millán, “Oda al gerundio” a Joaquín Sabina, “Los poetas” al colombiano Federico Díaz-Granados. Hay poemas reflexivos que muestran la inquietud del poeta por el futuro, como “Europa”. Otros evocan escritores del pasado como Mary Shelley, Paul Valery, Kavafis. También los que denuncian la manipulación y la frivolidad de la política actual, como “Presidente”: “Las futuras camadas del dinero / jugaban con Foucault y Derrida / a ser antisistema. / Rebeldías / propias para salir por la culata. / Quemar instituciones de la literatura / y perder la memoria, / fue darle la razón a los que opinan / que un izquierdista es un payaso / y un rifle vale más que mil palabras.” García Montero cierra el círculo con “El virus” en diálogo con Juan Ramón Jiménez, a partir de los efectos restrictivos de la pandemia, cabe tener en cuenta el carácter aprensivo de Juan Ramón, también la precisión del poeta de Moguer por el lenguaje, el discurso de García Montero aprovecha los efectos de la pandemia para hacer comprensible, en un conjuro poético, las razones que le impulsan a escribir poesía: “La vida sin amor no se comprende, / Por amor las palabras se contagian, / son corazón para sentirse idioma, / recuerdan en silencio, / preguntan y pretenden conocer. / Y no es debilidad el sentimiento, / sino un deseo de tener razones / que sepan apreciar / el ocaso, los pájaros cantando, // y el secreto que dicen los árboles de mí / cuando escribo sin máscara / y defiendo mi orgullo / y reconquisto bajo las estrellas / mi voluntad poética, / mi voluntad de oír el agua / que me limpia los ojos, / en un verano altivo.”

No puedes ser así (Breve historia del mundo) es un paso decidido de un poeta de larga trayectoria, que se afirma ante la adversidad sin dejarse atrapar por la melancolía. No hay otro remedio. Luis García Montero ha vuelto por la puerta grande y añade a su poética giros que sorprenden, elipses más arriesgadas, zooms que ofrecen una mirada sentimental a la realidad inmediata, a los hechos inevitables de la vida en singular, y al mismo tiempo, de los hechos históricos que aparecen en los libros de texto y que llevan inevitablemente al lector a unas reflexiones matizadas y profundas, a una interpretación poética del mundo en el que está viviendo. La Colección «Palabra de Honor» de la editorial Visor enmarca deliciosamente un objeto bello que no defrauda en las expectativas generadas. Una escritura humana y humanista que ofrece una alternativa a la violencia como destino inevitable de nuestra especie y que al mismo tiempo va sumando lectores de diversas edades a la difícil causa de la poesía.

                                                                                              

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