Venus Ledezma (Valencia, Venezuela, 1970) es magíster en Literatura, mención Literatura Venezolana, y licenciada en Comunicación Social, del medio escrito. Es promotora cultural y literaria, labor que ha desempeñado en espacios como la Biblioteca Pública del Zulia María Calcaño, donde coordinó, como jefa de Extensión, diversas actividades culturales y dictó el taller de poesía Paisaje de alma (2014). Ha sido investigadora teatral e intérprete, como parte de su hacer cultural, cuya experiencia dio como fruto su ensayo «Cuerpo metáfora. Reflexión en torno a un lenguaje poético escrito por el cuerpo del actor», con el cual ganó el Concurso de Ensayos sobre Teatro 2018, otorgado por la Compañía Nacional de Teatro. Es cofundadora e integrante del espacio alternativo de arte y cultura La Orilla Cultural (2022), en el que continúa su labor promotora y desarrolla su taller de poesía Verso en Cuerpo desde 2023. Es también coordinadora y facilitadora de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla, capítulo Zulia (2023). Ha sido reconocida como escritora en la I Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga, con Mención Honorífica por su obra literaria Esa voz que venía de ella era sangre de mi abuela (2011). Así también, con su obra poética Péndulo, fue ganadora del Concurso de Poesía de la III Bienal Nacional de Literatura Lydda Franco Farías (2022). Sus investigaciones teatrales han sido publicadas en las revistas SituArte y Theatrón. En cuanto a su producción poética, circula la versión digital de su poemario Paso de Aves (2018); también, tanto física como digital, está publicada De pequeñas caídas (2021), ambas por La Editorial Urgente. Su obra Péndulo (2023) fue publicada por Monte Ávila Editores.
***
Ya el pájaro
trina la despedida
me aquieta en su gracia
sepulto las murmuraciones
me voy con su adiós
a lo nocturno
con la intuición de haber oído
un cifrado antiguo
una clave del universo
el largo giro de la llave
que abre la noche
la oración de un pájaro.
Vaticinio
empieza por mirar los contornos
lento hervor
lentísimo
acrece los poros
pulsa un torrente
Larga noche tensada en el deseo
pensado hasta arder la mordedura
No debe colisionar
debe tocar la abertura
con la pericia de un colibrí
que lo melifluo se dé a gotas
constante
mientras por el declive
una mano conquiste en sutil aleteo
Está cerca
bordea
como quien pasa
entre piel y precipicio
camino silencioso
cuidado
en ese punto no hay lugar de retorno
el ascenso se consuma
en la corvadura
se dilata
se destraba
como una esclusa deja entrar las aguas
y entonces es un ir
descendiendo
sin ansia
en leves sacudones
apenas ángel y demonio
hasta la aparición de un bifronte
que insiste
insiste
hundiendo
con la advocación de la noche.
es esta respiración
mi desprendimiento
debo asirme a ese ciclón
enterrar las uñas
en lo trémulo
cavar una zanja
sujetarme a la tierra
pero despierto
en el trasmundo
no logro detener
esa danza de cerrojos.
De pequeñas caídas (2021)
cuando fui monte
era dada a los misterios
bastaba
mi íntima fe
a las deidades
lo que habitaba
en el silencio
la sumisión a lo divino
desde que nombro
perdí el don de las criaturas.
De pequeñas caídas (2021)
Yo diría
que hay un péndulo
entre nosotras,
va y viene
como ese eventual retorno de una carretera muy larga
Así,
cuando luego de un buen trecho
me da por mirar atrás
apareces de la nada,
lo cual es un decir
porque «la nada»
en verdad
está llena de ese paisaje
recién alejado,
tan parecido a otro resplandor
a un golpe de sueño
repetido
Entonces el reflejo
de ti
me llega como la silueta
de esa foto
guardada en algún cajón del cuarto
donde apenas si me veo,
donde cierro los ojos
con mis manos
o ando en el patio
recogiendo cilantros,
aunque esa imagen de ti
está en mi otro espejo
junto con la vez que fuiste besada,
primer cuerpo dentro de mi cuerpo
hurgándome detenido
como si yo fuese
una casa antigua
en el que él perdió algo
o a alguien,
tal vez a la madre
que llora su ausencia,
tal vez el mañana,
la visión de su muerte
De retorno
soy una alucinación
tocando en las ventanas
señalando
hacia el monte
hacia ninguna parte
hacia la ciudad
que sólo tú podías ver
Diría que soy
el destino, de ida y vuelta,
péndulo.
Péndulo (2023)