Apenas hace unos días, en la entrega anterior de Poesía permutante, Mario Bojórquez nos recordaba la antigua controversia sobre las dos fechas de nacimiento que posee Álvaro de Campos. Este 21 de octubre, al cumplirse un año más de una de sus posibles defunciones, nuestro autor nos aclara algunas cuestiones en torno a las fechas de desaparición del poeta portugués.
La muerte de Álvaro de Campos, a diferencia de la Alberto Caeiro (quien muere de tuberculosis), sólo puede ser literaria. Tuvo, pues, dos muertes en literatura. La primera ocurre el 3 de febrero de 1935 cuando Fernando Pessoa agrega a esta fecha en el manuscrito del poema “Regresso ao lar” la enigmática anotación: End of the book. Esta anotación indica que ha terminado el libro de versos de Álvaro de Campos, en otras palabras, que ha muerto ya para la literatura.
José Saramago en su novela O ano da morte de Ricardo Reis, nos dice que a la muerte de Fernando Pessoa el 30 de noviembre de 1935, Álvaro de Campos ha vuelto a Escocia después de poner un telegrama a Reis donde le comunica la muerte del poeta y que el Doctor Ricardo Reis regresa a Lisboa para instalar un consultorio en el Largo Camões a unos pasos da Brasileira do Chiado. Es decir, para Saramago, Álvaro de Campos y Ricardo Reis siguen vivos en 1936.
Después de ese final de libro (End of the book) Álvaro de Campos siguió escribiendo poemas, “Regresso ao lar” es un soneto, tan extraño como todos los de Álvaro de Campos: fragmentario, incoherente, grosero, pero bien medido y sin mucha importancia por su perfección técnica. Quizá es una parodia del poema del mismo nombre que ha escrito el siglo anterior el poeta Guerra Junqueiro y que concluye: Cántame cantigas para ver si alcanzo/Que mi alma duerma, tenga paz, descanso,/Cuando la muerte, me venga a buscar!
Regreso al hogar
Hace tanto que no escribo un soneto
Pero no importa, escribo este ahora.
Sonetos son la infancia, en esta hora
En que mi infancia es, un punto prieto.
Que en un inmóvil y fútil trayecto
Del tren que soy y que me deja afuera
El soneto alguien es, cual si viviera
De hace dos días, todo, en mi proyecto.
Gracias a Dios que todavía me sé
Juntar catorce líneas por igual
Y así saber quién va y quién se fue…
Por fin… ¿quién se quedó? Y yo ¿quedé?
No quiero mal saber ni saber mal
Queda una mierda… ¡ay! si lo sabré…
3/2/1935
Fin del libro
Teresa Rita Lopes sigue este orden preciso, marca “Regresso ao lar” como el poema final de Álvaro de Campos y agrega a su antología un “post-scriptum” y un apéndice de “Esbozos”. Revisando los originales de Fernando Pessoa, encontré el manuscrito de Álvaro de Campos con la anotación: A. de C. y que inicia “Saudação a todos quantos querem ser felizes.” Al cual Teresa Rita Lopes sólo data como de (1935).
Saludo a todos cuantos quieren ser felices:
¡Salud y estupidez!
Esto de tener nervios
O de tener inteligencia
O hasta creer que se tiene una cosa u otra
Ha de acabar un día…
Ha de acabarse seguramente
Si los gobiernos autoritarios continúan.
(1935)
El poema marcado como último de Fernando Pessoa, él mismo, fue datado el 19 de noviembre de 1935, once días antes de morir el 30 de noviembre de 1935 en el Hospital de los franceses de Lisboa, Portugal, es probable que lo haya escrito en un bar de la Baixa:
Hay peores enfermedades que las enfermedades,
Hay dolores que no duelen, ni en el alma,
Pero que son más dolorosos que los otros.
Hay soñadas angustias más reales
Que las que la vida nos trae, hay sensaciones
Sentidas sólo con imaginarlas
Que son más nuestras que la propia vida.
Hay tanta cosa que sin existir,
Existe, existe, demoradamente
Y demoradamente es nuestra y nosotros…
Por sobre el verde turbio del amplio río
Los circunflejos blancos de las gaviotas…
Por sobre el alma el bosquejar inútil
De lo que no fue, ni puede ser, y es todo.
Dame más vino, porque la vida es nada.
19-11-1935
Un mes antes, el 21 de octubre de 1935, Álvaro de Campos escribe su último poema datado y referido por Pessoa, se trata de un poema bastante conocido y que Teresa Rita Lopes ha marcado con el número 225 en la edición de Poesía de Álvaro de Campos en Assirio & Alvim, Lisboa, 2002. Sin título, se le conoce por el primer verso: “Todas as cartas de amor são / Rídiculas.” Con este testamento lírico-irónico desaparece por segunda vez y para siempre ese torbellino que se llamó Álvaro de Campos a los recién cumplidos 45.
Todas las cartas de amor son
Ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
Ridículas.
También escribí en mi tiempo cartas de amor,
Como las otras,
Ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor
Tienen que ser
Ridículas.
Pero, al final
Sólo las criaturas que nunca escribieron
Cartas de amor
Son
Ridículas.
Quién me diera el tiempo en que escribía
Sin notarlo
Cartas de amor
Ridículas.
La verdad es que hoy
Mis memorias
De esas cartas de amor
Son
Ridículas.
(Todas las palabras esdrújulas,
Como los sentimientos esdrújulos
Son naturalmente
Ridículas).
21/10/1935
Notas y traducciones del portugués, Mario Bojórquez.