Original ajeno: Charles Tomlinson

El poeta dominicano León Félix Batista construye en Círculo de Poesía un dossier de poesía en lengua inglesa, Original ajeno, que incluye traducciones de los siguientes poetas: David Antin –John Ashbery –W. H. Auden -William Blake –Raymond Carver –Guy Davenport –Clayton Eshleman –Lyn Hejinian –Richard KenneyTed HughesPhilip Lamantia –Marlene NourbeSe Philip –Ezra Pound –Adrienne Rich –James Schuyler –Charles Simic -Charles Tomlinson -Derek Walcott -Charles Wrigth. Leemos aquí al poeta, traductor y académico británico Charles Tomlinson (1927-2015). Entre sus libros destacan Relations and Contraries (1951), American Scenes and Other Poems (1966), To Be Engraved on the Skull of a Cormorant (1968), The Shaft (1978), Jubilation (1995), Skywriting and Other Poems (2003) por el que obtuvo el New Criterion Poetry Prize. Como traductor destacan sus aproximaciones a los trabajos de Antonio Machado, César Vallejo y Octavio Paz, con éste último escribio el libro Airborn / Hijos del aire (1981).

León Félix Batista (Santo Domingo, 1964), estudió en Nueva York. Ha publicado, entre otros, Delirium semen (México, 2010), Caducidad (Madrid, 2011), Música ósea (Perú, 2014), Prosa del que está en la esfera (Buenos Aires, 2006); Inflamable (Montevideo, 2009), Sin textos no hay paradiso (Colombia, 2012), El hedor de lo real en la nariz imaginaria (Quito, 2014), Mosaico fluido (Sao Paulo, 2014) y Prosa de fabricación casera (Estados Unidos, 2018). Aparece en varias antologías, entre ellas Zur Dos (última poesía latinoamericana, Bartleby, Madrid, 2005), Cuerpo Plural (antología de la poesía hispanoamericana contemporánea, Pretextos, Valencia, 2010) y Poesía esencial dominicana (Visor, Madrid, 2011).

 

 

Antecedentes: Homenaje y Despedida

“Oh! que ses yeux ne parlent plus d’Idéal
Mais simplement d’humains échanges!”

“Después de tal saber, ¿qué absolución?”

LA ESCENA: mayormente el París de Jules
Laforgue y Stéphane Mallarmé.

 

1. NADA: UNA DIVAGACIÓN

No la calma: claridad
Después de la tormenta. Hay
En la misma lucidez
Sus abismos de cristal
Perspectiva dentro de perspectiva:
La mente en blanco aferra
Una insuficiencia, un estilo
De contener una soledad
Y nada más. Así,
La inestable alquimia
De platónica fantasía–
La palabra, la idea,
Espaciando el vacío: huellas en la nieve
Buscando dirección; a lo sumo,
Quizás, como una constelación
La piedra cortada
Reensamblada en lo oscuro.

 

 

2. PRAELUDIUM

“Je ne puis quitter ce ton: que d’échos…” Deniers Vers

El corno ha resonado

¡Ocasos! Son interminables. Es muy tarde, sin embargo,
Para sus exclamaciones. Ocasos… ¿Tal vez
Un punto de interrogación? ¿Cuánto tiempo
Puede un sol emplear en decaer? El ligero estribillo
Fenece en una luz desfalleciente
Como “declina el esplendor”. Y continúa
Declinando descamándose en la corriente-hoja.
Era Byron, primero; el laureado
A seguidas reparó en la música habitual
De manera microscópica, reservando sus
Campanilleos (pillados en el oído semi-suspenso)
Para elegíacos entre ocasiones, el sol lento
Manteniendo su progreso (decayendo)
Cromáticamente plañidero. “Es un maestro
De la miniatura,” dijo Nietzsche
Refiriéndose a la soledad
Dentro de la soledad –describía
El minotauro de Beyreuth, deplorando las hecatombes,
Forzado, con todo, a conceder
Una no-dionisíaca, no-apolínea distinción
En aquella gama de melancolías. “El arte es un teclado
Para las transacciones,” ha dicho Mallarmé: “entre algo
y nada.”
Persistía la música
“Y cuando la escuché” (Charles Baudelaire, el flemático
Corno derramando sobre el polvo un crepúsculo naranja)
“Crecí insaciable”. Tuvimos laureados, ellos
Su cabal orquesta y su música diversa. A ese
Registro
En un hielo a la deriva
Un oso blanco, el gran Canciller
De analizar, inseguro
De a quién debiera someterse, o si es que
Nadie está presente. Comenzó con Byron, y
Liszt, ha dicho Heine, sometido a las mujeres. Mas Jules…
Afuera,

De la musique avant toute chose
El cuerno ligero es ya glacial
Y bajo persianas, dividiendo a París
En la niebla color rosa,
El está sometiéndose al espejo. Ocasos.

 

3. LACUNAE

¡Otoño! Hojas en sinfónico tumulto,
Caídas de Antígonas y Filomelas
Que mi sepulturero (¡ay, el pobre Yorick!)
Debe mudar con pala; y desde la ventana
En lo húmedo, todas mis chimeneas
En las factorías…

Chaplin, como Hamlet. Un rol que no hemos visto todavía
En su mayor parte. Como también
Aquel malogrado luterano, enmascarado
Como su Zaratustra. Nuestra innata
Perspicacia por lo moderado
Es una armonía nacional. “A él no lo he
leído; he leído acerca suyo”:
In usum delphini –para uso
Del hombre común. Después de Nietzsche
(Hacia abajo) Sartre, después del cual
Anouilh, deleite de heredero. Y así
Rimbaud el incendiario,
Gamin contemporáneo
con Gosse, el caballero
Arribaría retardado. Él vestía
La piel de un león de Gales, o el león
La suya –eso era incierto
Por la luz, la marisma suavizando
Y la compañía, dispuesta a ser guiada
Al jardín abandonado por una ruta
Extraña –con todo, como envuelto
Confundido entre fetiches, un aturdimiento
De reminiscencia. La fuerza que,
Mediante el verde oscuro, les trajo
Amortiguadas insatisfacciones. Luz última, baja entre
Tempestades de latón sin reposo. Última música
Para el sable trono (¡Ella viene, ella viene!)
Según los cornos, uno a uno
Se extinguen en la ola
Elevándose a la llana oscuridad.
¿Y Chaplin,
Como Hamlet? Tal sería un frenesí
Más instructivo. Luz a nivel del ojo
Divulgando los cercados comprimidos
Del campo.

 

4. MILIEUX

                        De nada carecemos
Sino del medio ambiente.

De la fumée avant toute chose
Urdiendo el humo, subjetivo
Fauno con un cigarrillo, Stéphane montó uno:
La página (los cornos se glacializan)
Descubrió sus panoramas
Como jardines árticos,
Un aura luminosa, insinuando el penetrar
De ovillos verdes, una luz de nieve
Machacando la mente.
Hubo divagaciones (platónicas)
Hubo partidas (actuales)
Y la predilección
Por una locura confirmada
Los confundió, el uno con el otro. Así Missolonghi
Fue re-promulgado en Harrar
en Papeete, Atouana – “solo
Y rodeado por verdura”:
Preludio al Tao.

De nada carecemos
Sino de un sol que signifique.

 

5. LAS CAMPANAS: UNA PIEZA DE PERÍODO

“Vaya un mundo de solemne pensamiento…”  Poe

Higiénicas campanas, pálidas
Campanas galileas (¡oh, qué caudal
De melodía!) –el contratono
Prolongado de toda esa armonía resentida, afortunada
Mueve y moverá, antes del coro de marea
Las grandes desviaciones y las suaves negativas.

Diatriba con el sordo –es imposible
“Modificar la situación”:
Molienda de espliego y de tomillo, collares claros
Según el viento se amordaza
Pleno de esta cristalina confusión:

El cielo, vestido en los sonidos del color dominical
La estación (¡caída de Antígonas y Filomelas!)
Los trenes (¡destinos pintorescos!) omitieron
Las muchachas (blancas como sus misales) son liberadas,
Molienda en espliego y en tomillo
Del incienso de vuelta hacia las casas en las que
Sus pianos blancos refrescan cada árido cuadrado.

Campanas quiméricas, campanas provinciales–
Y de la herrumbre en sus gargantas (¡oh, qué mundo
De solemne pensamiento!) el silencio ahora se quiebra:
Inseguros en su tema
O violencia en sus repeticiones,
Las generaciones abdican en nosotros
Los medios de vacilación.

 

6. ALGO: UN ORDEN

Fuera del encierro de aquella soledad queda
Una salida, punto consumado de interrogación.
El sol es porque no eres tú; tú eres
Desde que eres yo, y yo delimitado
En cuanto al sol. ¿Él se abate? ¿Yo reclamo? ¿No se puede
Inferir convencimiento más allá de tal discurso?
Juzga, como juzgarás, no lo que digo
Sino lo que es, ha sido dicho. Él cae
Recuperado, descubierto, en una luz confesa
Y tú, retornando, puede que a un yo confeso
Partiendo de la escena, tu yo se retira. Tú bajas
Desde aquella música de la luz, que se hiende
En tu carencia, para entender las texturas de tu duelo,
Negándolos para acogerte. Tú aceptas
Una tarde, lavada con sus sobretonos
Por retiro riguroso, aunque no están apartados
Retenidos en tus propios lindes. Desde allí
Penetrarían tus regresos, ingresando extranjeros
A una nación civil (no fuiste el primero
En verlo), pero un país, profuso y natural
Inquebrantado por pasadas incursiones, como el tema
Se tejió en el pentagrama, se redescubre luego
Del desmembramiento en el canon, y sobre el pentagrama
Aun puede proceder, ileso, sin temores
A su presencia establecida, su territorio
Vocalizado y fijo; y desciende la frase
Como la fase concluyó. Liberada
Del saber hacia el desconocer, de la prisión
Al poderío, eres re-fundado
Avecindado, has ganado relación
Con todo lo que es otro. Pese a ello debes esperar,
Por las cenizas de la tarde, como el lento fuego
Extraído mediante el leño pálido
Destellando entre venillas que hienden la madera:
Dejémoslo que sea: la escena va extendiendo no esperanza,
Pero sí la urgencia que espera por sentidos.

 

 

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