Original ajeno: Charles Simic

El poeta dominicano León Félix Batista construye en Círculo de Poesía un dossier de poesía en lengua inglesa, Original ajeno, que incluye traducciones de los siguientes poetas: David AntinJohn AshberyW. H. Auden -William Blake –Raymond CarverGuy DavenportClayton EshlemanLyn HejinianRichard KenneyTed HughesPhilip LamantiaMarlene NourbeSe PhilipEzra PoundAdrienne RichJames Schuyler -Charles Simic -Charles Tomlinson -Derek Walcott -Charles Wrigth. Leemos aquí algunos textos de Charles Simic (1938). En 1990 ganó el Pulitzer por The world doesn’t end. Simic nació en Belgrado y creció en tiempos de la ocupación Nazi. Después de un breve exilio en París, emigró a Estados Unidos. Ahí comenzó a escribir poesía. Charles Simic es profesor emérito en la Universidad de New Hampshire.

León Félix Batista (Santo Domingo, 1964), estudió en Nueva York. Ha publicado, entre otros, Delirium semen (México, 2010), Caducidad (Madrid, 2011), Música ósea (Perú, 2014), Prosa del que está en la esfera (Buenos Aires, 2006); Inflamable (Montevideo, 2009), Sin textos no hay paradiso (Colombia, 2012), El hedor de lo real en la nariz imaginaria (Quito, 2014), Mosaico fluido (Sao Paulo, 2014) y Prosa de fabricación casera (Estados Unidos, 2018). Aparece en varias antologías, entre ellas Zur Dos (última poesía latinoamericana, Bartleby, Madrid, 2005), Cuerpo Plural (antología de la poesía hispanoamericana contemporánea, Pretextos, Valencia, 2010) y Poesía esencial dominicana (Visor, Madrid, 2011).

 

 

 

 

La bañista

 

Donde la senda al lago tuerce fuera de la vista,
Una racha de polvo, de las que obligan a escapar,
Es lo que vi en la claridad muriendo,
Derrumbándose la noche en todas partes.

Una rama baja torcida por las hojas
Oscilando brevemente donde la sombra cae
Más densa, una bañista rezagada
Desnudándose allí mismo para un rápido buceo

(¿O es mi soledad tendiéndome un ardid?)
Cabello sujeto desatándose, decidido a flotar
Cuando ella da la espalda, permitiendo
A la corriente adormilada llevarla como guste

Detrás de la última rama goteante
Hasta donde se abre el cielo
Negro como el agua bajo sus blancos brazos,
Esforzándose en la noche, profundizándose en lo quieto,

Las copas como bordes de papel carbonizado,
Incluso los insectos raramente recluidos
Mientras yo me esforzaba por oír un chapoteo,
O vislumbrar su rápida espalda entre la ropa…

Y al no lograrlo simplemente me senté.
El raro ímpetu del viento entre las hojas
Todavía me embauca de cuando en vez
Hasta que el frío me obliga a regresar.

 

 

 

 

El pubis de Euphemia Gray

Para John Yau

En cuanto a mí, Señor Ruskin, los prefiero con pelos abundantes. Me recuerdo enjabonando, en el mar y a lo oscuro, la entrepierna de cierta Señorita L., mientras ella a su vez me enjabonaba. El agua estaba fría, pero nosotros hervíamos. Nuestros besos hicieron apurar la noche, y el sol tardó en salir.

Ninfas de mármol en el parque, rodeadas de carteristas, ¡qué tristes se ven siempre! Depón tu arco y flechas, Dafne, y ásanos salchichas en la estufa. Tu trasero está desnudo, tu cabello en animal descompostura. Los chirridos de los viejos resortes de la cama alcanzan al museo en la otra calle.

Los visitantes no saben qué hacer con él. Hay alguno gimiendo mientras otro susurra obscenidades alrededor de la Madonna púber. Ellos fingen no escuchar, se detienen a verla y admirarla brevemente, para luego deambular, como el pez en la pileta que esta noche cenaremos.

 

 

 

 

Momento heroico

 

Yo fui montando al pelo a la batalla. El propio presidente se enteró de mi insolencia. Me habían dado a cabalgar un penco cabalgado por las pulgas. Viajaba en compañía de los cuervos, suplicándoles que, por favor, me recordaran. Llevaba un cuchillo de casita de muñecas en la boca, la bacinilla de plástico rojo en la cabeza como casco.

Cuando supo la noticia, mi madre obligó a la flota a privarse de los vientos favorables en su camino a Troya. Bruja, la llamaron, bruja sucia –y ella, tan bonita, cortando las cebollas, riéndose y llorando sobre las sartenes.

 

 

 

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